PREFACIO
Cada vez es más difícil (especialmente para los más lúcidos) aceptar la forma de gobierno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día como ella es. Existen cosas cuya obscenidad es insoportable, como la politiquería, el despotismo administrativo, la codicia a los cargos, las ventajas pecuniarias, la fascinación del poder, que crean un ambiente interno brutal. Para muchos adventistas del séptimo día, especialmente para los “obreros” subalternos, la máquina de la organización eclesiástica es una fatalidad a la cual deben sujetarse.
Crece el número de adventistas del séptimo día que se muestran preocupados con la complejidad y el autoritarismo del control administrativo. Sin embargo, la mayoría de ellos no sabe determinar con rigor cuál es la causa de ese fenómeno: su visión del sistema es idealista, ingenua y periférica. Para resolver la cuestión, una pequeña parte piensa en la necesidad de reducir la cantidad exagerada de niveles de administración, mientras la mayor parte imagina que la dominación es una falla de algunos dirigentes. Visiones de ese tipo no llegan a la médula del problema. Pues, como constataremos en este ensayo, la esencia del sistema es la dominación.
Después de trabajar dos décadas como pastor comprendí que era tabú - aquello sobre lo que se hace silencio, por temor, por pudor o por conveniencia – investigar los secretos del poder y la teoría que legitima las autoridades religiosas de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. De eso no se habla. Sí se habla de los asuntos sobre los que estas autoridades han difundido versiones tendientes a preservar una tradición oficial; tradición que, además de reivindicar un origen divino, afirma que el mandato de las autoridades religiosas adventistas se apoya en principios bíblicos. Pero al observar el comportamiento de la dirigencia adventista constataba que una parte de su poder o de su autoridad descansaba en otros pilares.
En 1985 me atreví a rastrear e intentar de elucidar los secretos que, según pistas que encontré en libros de Ellen White, se fabricaron a partir del momento clave del nacimiento de la potestad de las instituciones adventistas. Buscaba una explicación sobre lo qué se esconde detrás de los silencios de los dirigentes adventistas sobre los pilares que sostienen su poder religioso. Me interesaba saber cómo se construye este poder al que yo estaba sometido desde mi niñez.
Fue cuando ingresé al Máster en Ciencias de la Religión, en la Universidad Metodista de San Pablo. El área de Religión y Ciencias Sociales me ofrecía el instrumental adecuado para realizar un estudio serio en ese sentido. En 1988 presenté mi tesis Governo Eclesiástico: A Burocracia Representativa da Igreja Adventista do Sétimo Día.
Las páginas que siguen son una adaptación de ese trabajo. Para hacer su lectura más liviana, procuré eliminar un poco el carácter académico del trabajo original. Suprimí las notas al pie de página; escogí otro título general; añadí los capítulos “Presentación del Monstruo” y “El Mito del Modelo Divino”; y cambié algunos títulos de los capítulos, dejándolos más cortos.
Espero que el lector encuentre en estas páginas una comprensión de lo que realmente es la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
INTRODUCCIÓN
Existe una diferencia entre lo que los adventistas del séptimo día (de ahora en adelante designados “adventistas”) afirman oficialmente ser su forma de gobierno eclesiástico y lo que ella es de hecho.
El libro de normas que regula las funciones y los procedimientos institucionalizados de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (de ahora en adelante designada por la sigla I.A.S.D.) — llamado Manual de la I.A.S.D. — afirma que la forma de gobierno es la representativa. Pero esa afirmación es parcialmente verdadera, pues la observación de la práctica revela que la organización adventista, sin abandonar el sistema representativo, se aproxima cada vez más de manera deliberada del modelo burocrático. Por eso el análisis de lo no dicho puede ser tan importante como lo dicho, y puede llevarnos a entrar en contacto con el lado oculto y sombrío de esa organización.
El Manual de la I.A.S.D, mediante una versión teísta de la organización, sugiere que la forma de gobierno de la I.A.S.D. es de origen divina y se fundamenta en principios bíblicos. Sin embargo, es preciso reconocer que burocracia y representación política son métodos modernos de administración, desarrollados en el ámbito civil del Occidente.
Este trabajo tiene como propósito estudiar la forma de gobierno de la I.A.S.D. tal como se muestra en la realidad, esto es, los elementos que la integran, los fenómenos relacionados con esos elementos, a fin de definirla mejor, y explicar la verdadera naturaleza de sus funciones y procedimientos y verificar sus efectos.
El Manual de la I.A.S.D. declara que los adventistas rechazaron las formas tradicionales de gobierno eclesiástico — monárquico, episcopal, presbiteriano sinodal y congregacional — y adoptaron la forma representativa. Generalmente, esas formas tradicionales de gobierno eclesiástico son examinadas mediante un enfoque bíblico e histórico. Pero la adopción de métodos modernos de administración por la I.A.S.D. hace insuficiente ese tipo de análisis. En nuestro análisis aquí, navegaremos entre las Ciencias Sociales, las Ciencias Políticas y la Teología Bíblica.
La sociología de la religión (por ejemplo, Roger Mehl, Tratado de Sociología del Protestantismo, Madrid, Studium, 1974) muestra que las iglesias cristianas se organizan de acuerdo con modelos ofrecidos por la sociedad civil. O sea, ellas tienen la tendencia de copiar las formas de gobierno y de jefatura más admiradas en el mundo civil. Doy como ejemplos de esto la Iglesia Católica Romana, que imitó la estructura del Imperio Romano; los jesuitas y el Ejército de Salvación, que copiaron la organización militar. En los tiempos contemporáneos, las iglesias cristianas adoptan métodos y técnicas modernas de administración para alcanzar sus objetivos. Experimentan un creciente proceso de burocratización. Centralizan y profesionalizan la administración. Se aproximan cada vez más de las estructuras del Estado contemporáneo y de las grandes corporaciones mercantilistas.
Mi objetivo aquí es mostrar lo siguiente: 1) la forma de gobierno de la I.A.S.D. fue constituida usando el modelo de organización ofrecido por la sociedad norteamericana —una versión moderna del Leviatán— sin embargo manteniendo ciertas particularidades; 2) es una forma mixta de gobierno eclesiástico, compuesta por burocracia y representación política.
El análisis de la forma de gobierno de la I.A.S.D. tiene como procedimiento lo siguiente: en un primer momento, se concentra en el modelo real ofrecido por la sociedad norteamericana, y en el modelo imaginario con el cual la I.A.S.D. procura justificar su forma de gobierno. En un segundo momento, enfoca la función administrativa a fin de descubrir las características que la identifican con la burocracia y, después, enfoca el proceso y el comportamiento administrativo para encontrar la relación que existe entre burocracia y representación política. La intención del último capítulo es convidar al lector a abandonar algunas “evidencias”, a deshacerse de dislocaciones conceptuales que generan confusiones y equívocos.
Presento este estudio sin tener la preocupación de agradar o desagradar a quien quiera que sea. Sin embargo, lo realicé sabiendo que, en ciertos momentos, era necesario herir, de paso, alguna forma de pensar, o tomar la libertad de desmentir otra, pero sin intención polémica.
Lo que me motivó a realizar este estudio es lo siguiente: comprendemos la organización de la I.A.S.D. sólo cuando la confrontamos con su modelo real, y cuando la vemos como una cuestión política y social. Aquellos que la enfrentan como siendo apenas un fenómeno religioso y la confrontan únicamente con el modelo imaginario difundido en la versión oficial, jamás conseguirán entenderla.
El título de este ensayo fue inspirado en Leviatán, obra clásica de Thomas Hobbes. Ese autor usa la imagen del Leviatán para presentar, genialmente, la idea del poder constitutivo de la sociedad. Las páginas que siguen parten de esa imagen para caracterizar la forma de gobierno de la I.A.S.D..
Por tanto, mi primera tarea tiene que ser esta: explicar lo que significa la imagen del Leviatán para Hobbes y justificar mi apropiación de esa imagen para caracterizar la organización de la I.A.S.D..