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Max Weber |
Aquí comienza la tarea de demostrar que la forma de gobierno de la I.A.S.D. es un tipo original de burocracia representativa. El análisis comienza por la burocracia, porque es la faz oculta del leviatán adventista, y se concentra en la función administrativa porque es el aspecto en el cual la estructura burocrática se vuelve evidente. En primer lugar y como preparación para el análisis, tengo que explicar el procedimiento ahora adoptado y definir los principales términos usados.
Procedimientos y Definiciones
Aquí el análisis de la burocracia sigue los postulados de Max Weber tal como son presentados en el libro Ensaios de Sociologia (Rio de Janeiro, Zahar, 1979 — los números de las páginas que aparecen, de aquí en adelante, después del nombre Max Weber y entre paréntesis, se refieren a esa edición). La definición weberiana de burocracia aún no fue superada. Definiciones posteriores apenas la complementan, acrecentando tendencias actuales. Especialistas de nuestro tiempo han usado esa definición como base para estudios de estructuras burocráticas.
El término “burocracia” es de origen reciente. La palabra “bureau” fue usada inicialmente para designar el paño que cubría las mesas de trabajo de los funcionarios franceses durante el siglo XVIII. Después le fue acrecentado un sufijo que significa “norma de gobierno” (como en los casos de “aristocracia” y “democracia”), probablemente durante las luchas contra el absolutismo que precedieron a la Revolución Francesa. Durante el siglo XIX, fue usada en sentido peyorativo en diversos países europeos por los críticos liberales con la finalidad de desacreditar los procedimientos de los funcionarios de los gobiernos autocráticos.
Burocracia tiene hoy dos sentidos: el peyorativo y el técnico. El uso peyorativo es popular y expresa críticas contra las organizaciones complejas, los procedimientos de rutina en los cuales están implicados formularios y otros papeles, las normas rígidas, la lentitud e incompetencia de los funcionarios, la duplicación del esfuerzo, la acumulación de cargos, la concentración del control en las manos de unos pocos, la disipación de recursos y otros más.
Pero ese uso peyorativo popular no debe ser confundido con “burocracia” tal como es usada por los sociólogos en un sentido técnico para expresar aspectos modernos específicos de la administración. Aquí empleamos ese término exclusivamente en el sentido técnico y conforme fue definido por Max Weber.
La definición de burocracia de Max Weber es el resultado de un análisis histórico comparativo. Él percibió la tendencia general de las grandes organizaciones modernas —en el Estado, en las empresas privadas, en las organizaciones eclesiásticas y partidarias— para la burocratización. Aún odiando la burocracia, porque la consideraba un estorbo para el liberal, él no puede dejar de reconocer el control burocrático es inevitable en las grandes organizaciones modernas.
Es importante percibir que esa definición se refiere a un tipo ideal de burocracia. Para llegar a ese tipo ideal, Max Weber simplificó y exageró la realidad empírica a fin de constituir un modelo y favorecer la claridad de los conceptos. Por lo tanto, ninguna administración moderna es burocrática en el sentido estricto y completo de la definición. Cada caso concreto puede carecer de uno o varios de los elementos característicos, o puede poseerlos en grado diferente. No es raro encontrar casos mixtos, en los cuales la burocracia está asociada a otras formas de administración. Este es el caso de la forma de gobierno de la I.A.S.D.: la burocracia está asociada a la representación política.
Nuestro análisis es orientado no sólo en el sentido de encontrar coincidencias de la burocracia de la I.A.S.D. con el tipo ideal de burocracia presentado por Max Weber, sino también en el sentido de establecer la originalidad de la burocracia adventista. Es preciso tener presente que la naturaleza de la I.A.S.D. impone ciertos límites a su aproximación con los modelos burocráticos dominantes en la sociedad, debido al hecho de que una cierta distancia separa la sociedad civil de la religiosa.
Como lo indica el título de este capítulo, el análisis fue limitado a la función administrativa. Esta se refiere al proceso decisorio y a la influencia ejercida por las autoridades eclesiásticas sobre los demás participantes de ese proceso. El procedimiento consiste en mencionar los principales postulados de Max Weber, y presentar ejemplos concretos que comprueban que tales postulados fueron adoptados en la forma de gobierno de la I.A.S.D..
Áreas de Jurisdicción
La primera característica de la burocracia en el modelo weberiano instituye una relación entre autoridades legalmente establecidas y sus funcionarios subalternos, de acuerdo con ciertos derechos y deberes reglamentados en forma escrita. Tal relación tiene como base el establecimiento de áreas de jurisdicción para las autoridades y sus funcionarios subalternos. Pasemos la palabra a Max Weber:
"Rige el principio de áreas de jurisdicción fijas y oficiales, ordenadas de acuerdo con reglamentos, o sea, por leyes o normas administrativas.
1. Las actividades regulares necesarias a los objetivos de la estructura gobernada de modo burocrático son distribuidas de forma fija como deberes oficiales.Cualquier persona que conozca la estructura de la I.A.S.D. percibe luego que ella está plenamente de acuerdo con esta característica.
2. La autoridad de dar órdenes necesarias a la ejecución de esos deberes oficiales se distribuye de forma estable, siendo rigurosamente delimitada por las normas relacionadas con los medios de coerción, físicos, sacerdotales u otros, que puedan ser colocados a disposición de los funcionarios o autoridades.
3. Se toman medidas metódicas para la realización regular y continua de esos deberes y para la ejecución de los derechos correspondientes; solamente las personas que tienen calificaciones previstas por un reglamento general son empleadas."
La estructura de administración de la I.A.S.D. tiene cinco áreas de jurisdicción ordenadas de acuerdo con reglamentos:
- La iglesia local, con jurisdicción sobre una comunidad específica.
- La Asociación, con jurisdicción sobre iglesias locales de un territorio específico.
- La Unión, con jurisdicción sobre un grupo de Asociaciones de un territorio específico.
- La División, con jurisdicción sobre un grupo de Uniones de un territorio específico.
- La Asociación General, con jurisdicción mundial.
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Presidente y vicepresidentes de la Asociación General |
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Mapa de las Divisiones |
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Mapa de las Uniones que forman la División Sudamericana |
Cada jurisdicción es también un nivel jerárquico. Siendo la Asociación General el nivel superior. Sin esa estructura el leviatán adventista no conseguiría estar presente en todas partes para ejercer su poder soberano.
La I.A.S.D. tiene manuales, estatutos y libros de prácticas que reglamentan de forma fija y estable las calificaciones, los medios de coerción, los derechos y deberes de las autoridades eclesiásticas y de sus funcionarios subalternos en cada jurisdicción.
Una característica original de la burocracia adventista es que los mismos objetivos, deberes, procedimientos y cuadros de autoridades y funcionarios se repiten en esos cinco niveles de jurisdicción. En cada uno de esos niveles la función administrativa se realiza mediante tres grupos: 1) los funcionarios — inclusive las autoridades eclesiásticas; 2) la comisión ejecutiva; y 3) la asamblea — grupo de votantes.
Eso significa quintuplicar el esfuerzo, lo que vuelve onerosa, pesada y lenta la máquina administrativa. Porque creen que esa gigantesca relojería es resultado de “luz especial” concedida por Dios a los pioneros, la elite dominante adventista insiste en mantenerla. En verdad, ella agrada a muchos por el hecho de hacer posible la distribución de una cantidad exagerada de cargos.
Para Max Weber, ítem 1 al 3, transcritos anteriormente, constituyen la “autoridad burocrática”, que define —como generalmente lo hacen los sociólogos— como “poder legitimado” (págs. 229-230). Él afirma que es característica de las burocracias tratar de ejercer el poder de forma legitimada. Para entender el concepto de poder legitimado, es preciso comenzar por lo que Max Weber entiende por poder: “La posibilidad de que un hombre, o un grupo de hombres, realice su voluntad propia en una acción comunitaria hasta aun contra la resistencia de otros que participan de la acción” (pág. 211).
Según David Berry, en esa definición “la posesión del poder implica no apenas la capacidad del individuo de controlar sus propias actividades, sino también de controlar las actividades de otros. Poder en ese sentido es poder de algunas personas sobre otras”. Y más adelante él aclara: “El poder se convierte en autoridad cuando su ejercicio es considerado legítimo, cierto y apropiado por los que son sometidos a él” (Idéias Centrais em Sociologia, Rio de Janeiro, Zahar, 1976, pág. 137 y 143).
Es importante tener en cuenta que el concepto weberiano de autoridad burocrática incluye la apropiación centralizada de todos los instrumentos de administración, especialmente de los recursos financieros y de los medios de coerción. Es exactamente eso lo que acontece en la administración centralizada de la I.A.S.D..
Max Weber no ve el poder burocrático como una especie de factor externo, físico o material que determina las relaciones sociales. No es entendido como fuerza física, y sí como relación social. El tipo de autoridad característico de la burocracia es el de autoridad legal-racional, en el cual el poder es considerado legítimo porque está de acuerdo con reglas o normas escritas. O sea, el poder burocrático de las autoridades de la I.A.S.D. no es una especie de factor externo, como el poder dado por Dios o por Jesucristo para la salvación, sino el poder que ellas se arrogan en las reglas o normas que ellas mismas elaboran. Esta es su verdadera base de legitimidad. Tampoco es una autoridad vuelta para la salvación del ser humano. Es, por principio, una autoridad vuelta para la dominación. Según Max Weber, la burocracia es la “dominación del funcionario” (en los regímenes autoritários es la “dictadura del funcionario”).
Max Weber (The Theory of Social and Economic Organization, Nueva York, Free Press, 1947, pág. 328) distingue tres tipos de autoridad de acuerdo con su base de legitimidad. Se trata de una tipología para fines de clasificación. O sea, son “tipos ideales”, que en la práctica no aparecen como tipos puros, y sí combinados.
Autoridad tradicional. Es característica de las estructuras centralizadas despóticas. El poder se vuelve legítimo porque está de acuerdo con las tradiciones. La primera edición del Manual de la I.A.S.D. (1932) era una compilación de las normas y prácticas tradicionales de las iglesias adventistas de los E.U.A., y que habían sido llevadas a otras partes del mundo por los misioneros adventistas. Tales normas y prácticas siguen el sistema presidencialista y parlamentar de los E.U.A..
Autoridad legal-racional. Característica de la burocracia moderna. El poder es considerado legítimo porque está de acuerdo con reglas o normas escritas. Este es el tipo de autoridad más usado actualmente en la función administrativa de la I.A.S.D..
Autoridad carismática. Constituye la antítesis de las anteriores porque se basa apenas en el carisma personal. Conforme ya vimos, Elena G. de White es la líder carismática de la I.A.S.D., y el Manual de la I.A.S.D. está fundamentado en las ideas y orientaciones dadas por ella en sus escritos.Lo siguiente parece claro: la autoridad legal-racional es ejercida actualmente de acuerdo con normas y prácticas establecidas inicialmente por la autoridad tradicional de los pioneros y por la autoridad carismática de Elena G. de White, al comienzo de la organización de la I.A.S.D.
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Elena G. de White, la autoridad carismática |
La función administrativa burocrática de la I.A.S.D. puede resumirse así de acuerdo con las normas administrativas: de modo general, regula las relaciones del hombre con lo sobrenatural. De manera más específica, regula la práctica de la religión de acuerdo con su punto de vista; promulga la doctrina que defiende; selecciona, forma y socializa especialistas religiosos y administradores; determina el orden jerárquico entre ellos; establece la base, la extensión y la naturaleza de la autoridad religiosa sobre los miembros y de su poder territorial; controla los períodos administrativos, instituciones, predios, objetos religiosos y todos los bienes adquiridos por la comunidad adventista. Sus estatutos, prácticas y normas determinan que la función administrativa se realice principalmente mediante tres funciones, que son de competencia de los funcionarios (incluye las autoridades religiosas, consideradas en la burocracia como “altos funcionarios”) en cualquier sistema burocrático moderno. Son las siguientes:
Función reglamentaria. Determina los objetivos, las actividades regulares para alcanzarlos, las áreas de jurisdicción, los procedimientos institucionales, crea normas que establecen deberes y derechos.
Función ejecutiva. Consiste en nombrar, supervisar, sancionar, dirigir y transferir subordinados. Elaborar y justificar presupuestos. Realizar o autorizar gastos. Celebrar contratos. Efectuar compras. Representar el área de jurisdicción delante de terceros. Procurar “servidores” que les garanticen lealtad.
Función jurisdiccional. Es la intervención, de manera semejante a la judicial y dentro de las respectivas áreas de jurisdicción, en asuntos de naturaleza pendenciera, tales como insubordinación, deshonestidad, herejía, quiebra de principios éticos y de reglamentos, conflictos entre funcionarios. Para resolver tales asuntos, los funcionarios tienen a disposición medios de coerción.
El proceso decisorio embutido en la función administrativa también es completamente controlado por las autoridades eclesiásticas y sus funcionarios subalternos. Las autoridades eclesiásticas dirigen la asamblea y la comisión ejecutiva, formadas en su mayoría por funcionarios subalternos, principalmente en los niveles superiores de administración.
Todo eso muestra la extensión del poder que el leviatán adventista ejerce a través de los funcionarios de la I.A.S.D..
Sistema de Mando y Subordinación
La segunda característica de la burocracia dada por Max Weber (pág. 230) se refiere a las relaciones de autoridad entre categorías ordenadas sistemáticamente.
"Los principios de jerarquía de los puestos y de los niveles de autoridad significan un sistema firmemente ordenado de mando y subordinación, en el cual hay una supervisión de los puestos inferiores por los superiores."En la burocracia adventista, la jerarquía de los puestos, esto es, el sistema de mando y subordinación, acontece dentro de cada nivel e entre los niveles de administración. En este último caso, cada nivel está subordinado al inmediatamente superior.
ÁREAS DE JURISDICCIÓN FIJAS Y OFICIALES
ordenadas conforme normas administrativas
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Jerarquía
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Cargo
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Actividad regular y continua
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Autoridades
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Presidente
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Ejerce la autoridad máxima en el área
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Secretario
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Preparar y archivar documentos administrativos
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Ecónomo
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Control financiero
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Subordinados
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Acción Misionera
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Coordina la acción proselitista
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Asistencia Social
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Coordina el servicio de asistencia a los necesitados
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Asuntos Cívico-religiosos
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Promueve la libertad religiosa y las relaciones entre autoridades civiles y religiosas
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Comunicación
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Coordina la comunicación interna y externa
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Educación
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Coordina e orienta el sistema educacional
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Escuela Sabática
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Coordina el estudio regular y sistemático de la Biblia
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Jóvenes
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Coordina la actividad de los jóvenes
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Ministerial
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Coordina y orienta la actividad pastoral
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Mayordomía y Desarrollo
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Coordina el sistema de recaudación de diezmos, ofrendas y otros donativos
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Publicaciones
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Coordina el sistema de venta y distribución de publicaciones
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Salud
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Coordina la difusión de los principios de salud y la asistencia a los enfermos
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Temperancia
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Coordina los programas y actividades para combatir los vicios nocivos a la salud
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Auxiliares
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Secretarias, contadores, etc.
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Ayudan a las autoridades eclesiásticas y sus subordinados en sus respectivas actividades
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Los cargos y nomenclaturas eran los que se usaban cuando este trabajo fue escrito.
Max Weber (pág. 230) señala que ese sistema ofrece a los gobernados la posibilidad “de recurrir de una decisión de una autoridad inferior para la autoridad superior, de forma regulada con precisión”. Es eso lo que el Manual de la I.A.S.D. (pág. 46) hace:
"Cuando surgen diferencias en las organizaciones e instituciones, o entre las mismas, es apropiado apelar para la organización que le sigue en superioridad, hasta alcanzar la Asociación General en asamblea o concilio anual de la Comisión Ejecutiva. Mientras tanto, entre esas asambleas, la Comisión Ejecutiva constituirá el cuerpo de autoridad final en todas las cuestiones en que se pueda desarrollar una divergencia de punto de vista, y la decisión de esa Comisión controlará esos puntos controvertidos; esa decisión, sin embargo, podrá ser revisada en una asamblea de la Asociación general o en un concilio anual de la Comisión Ejecutiva."Max Weber afirma: “Con el pleno desarrollo del tipo burocrático, la jerarquía de los cargos es organizada de modo monocrático”. Es exactamente lo que se comprueba en los puestos de cada nivel de administración de la I.A.S.D.: para cada puesto es designado apenas un individuo.
Continua diciendo Max Weber: “Una vez creado y habiendo realizado su tarea, el cargo tiende a continuar existiendo y a ser ocupado por otra persona”. Este detalle es fácil de ser comprobado, comparando las diversas ediciones del Manual de la I.A.S.D.. Generalmente, cada nueva edición añade cargos nuevos creados por la máquina burocrática y que tienden a perpetuarse en el sistema.
Documentos Escritos y Oficinas
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Oficinas de la Asociación General |
Max Weber (pág. 230) presenta así la tercera característica de la burocracia:
"La administración de un cargo moderno se basa en documentos escritos (‘los archivos’), preservados en su forma original o en borrador. Hay, sin embargo, un cuadro de funcionarios y escribientes subalternos de todos los tipos. El cuadro de funcionarios que ocupe activamente un cargo ‘público’, juntamente con sus archivos de documentos y expedientes, constituye una ‘repartición’. En la empresa privada, la ‘repartición’ es frecuentemente llamada de ‘oficina’."A esa característica, él añade el siguiente comentario:
"En principio, la organización moderna del servicio público separa la repartición del domicilio del funcionario y, en general, la burocracia segrega la actividad oficial como algo distinto de la esfera de la vida privada."
En todas las áreas de jurisdicción de la administración de la I.A.S.D. hay oficinas, las cuales son el centro de la función administrativa. Bajo el comando del Secretario, hay funcionarios y auxiliares cuidando de los archivos de documentos y expedientes. Hay también una separación estricta entre el cargo del funcionario y su residencia en el sentido expresado por Max Weber: el funcionario no posee los mecanismos de la administración; no puede apropiarse del cargo; el cargo es una función exclusiva; hay una separación estricta entre la propiedad privada del funcionario y la propiedad de la I.A.S.D..
Durante largos y diversos procesos, la burocracia superó la interrelación del cargo público con el servicio personal, las relaciones de parentesco y los intereses patrimoniales que existían en sistemas anteriores. El surgimiento del Estado nacional fue decisivo en ese proceso. La separación entre cargo y funcionario significa que los deberes son prerrogativa de la I.A.S.D., y no de individuos o grupo de individuos dedicados a la defensa de sus propios intereses.
Preparación Técnica y Experiencia
Las restantes características de la definición de burocracia de Max Weber (págs. 231-232) son consideradas juntas ahora, porque son más evidentes. Ellas se refieren a los requisitos formales para que una persona pueda ser empleada en la organización burocrática.
Veamos la cuarta característica:
"La administración burocrática, por lo menos toda la administración especializada —que es característicamente moderna— presupone habitualmente un entrenamiento especializado y completo."Los cursos superiores de las instituciones educacionales adventistas le dan prioridad a la formación de funcionarios. Fuera de éstos, son empleados otros, preparados fuera de esas instituciones. Las actividades de entrenamiento son constantes en la I.A.S.D..
Sigue la quinta característica:
"Cuando el cargo está plenamente desarrollado, la actividad oficial exige la plena capacidad de trabajo del funcionario, a despecho del hecho de tener rigurosamente delimitado el tiempo de permanencia en la repartición u oficina, que le es exigido."Una organización como la I.A.S.D. no podría dejar de exigir “plena capacidad de trabajo” de sus funcionarios. Ella exige no sólo dedicación exclusiva sino también no permite otra ocupación fuera del horario de trabajo regular.
Por fin, la sexta característica:
"El desempeño del cargo sigue reglas generales, más o menos estables, más o menos exhaustivas, y que pueden ser aprendidas."Fuera de las reglas contenidas en los manuales, libros de prácticas y estatutos, hay otras preparadas por los diversos “departamentos”. Son realizadas reuniones regulares, en las cuales los funcionarios más experimentados, hacen conocidas esas normas.
La conclusión no puede ser otra sino esta: la función administrativa en la organización adventista se encaja en todas las características de la burocracia presentadas por Max Weber, con algunas particularidades.
Centralización y Descentralización
Dice Max Weber (pág. 257): “La estructura burocrática va de manos dadas con la concentración de los medios materiales en las manos del señor”. Esta concentración es el control centralizado de la administración mediante la apropiación de recursos financieros exclusivos, del control de la máquina administrativa y de la jurisdicción territorial (ver págs. 238 y siguientes).
En su estudio de la burocracia, Max Weber constató que esta centralización es una característica del desarrollo de las grandes empresas capitalistas, que se inspiraron en la burocratización de la guerra. Las organizaciones militares centralizadas habían demostrado eficiencia en la guerra organizada. Y esto influenció la concentración de los medios de organización en otras esferas. Es de ahí que viene la tendencia de la I.A.S.D. a la centralización, y no de las expresiones paulinas “cabeza” y “cuerpo de Cristo”.
A pesar de Max Weber referirse a la centralización, me parece más adecuado analisar la estructura burocrática de la I.A.S.D. junto con la tendencia opuesta: la descentralización. Ambas son situaciones que se complementan en el campo administrativo, formando dos polos de atracción de la función administrativa. La centralización total impediría a la máquina administrativa de la I.A.S.D. realizar sus funciones en áreas periféricas. Por otro lado, la descentralización total significaría el desaparecimiento de la organización centralizada. Lo más correcto es tratar de situar la posición relativa de la burocracia adventista en el continuo centralización/descentralización, y verificar si ella es “más” o “menos” centralizada.
Para eso, es preciso tener en cuenta dos marcos. El marco geográfico —establecido por la base territorial de la autoridad eclesiástica— requiere que se explicite la relación entre el todo y sus partes integrantes. Y el marco jerárquico requiere que se deje clara la distribución de la autoridad eclesiástica entre los cinco niveles de administración. Siendo que esos marcos no se encuentran separados en la realidad, vamos a abordarlos juntos.
La situación de centralización y descentralización es muy compleja en la estructura burocrática de la I.A.S.D.. Sería demorado y complicado establecerla con precisión en todos los detalles. Por lo tanto, nos contentamos con una visión general.
Los cinco niveles de administración de la I.A.S.D. forman los siguientes pares de relaciones: Asociación General/División, División/Unión, Unión/Asociación y Asociación/Iglesia local. El sistema permite sólo esas relaciones y en ese orden, tanto en el sentido ascendente como en el descendente. Por ejemplo, el par de relación Asociación General/Iglesia local no es posible, porque el sistema no establece una relación entre ambos niveles. La relación entre ellos es indirecta, esto es, a través de los pares de relaciones intermediarias. Tales pares de relaciones constituyen el sistema jerárquico de mando y subordinación, y la forma como es distribuida la autoridad eclesiástica con base territorial.
La jerarquía tiene base territorial. Cada nivel de administración alcanza el territorio del nivel inmediatamente inferior, y controla sus actividades. De este modo, el sistema opone los poderes de funcionarios cuya autoridad oficial se extiende sobre un territorio más vasto, a los poderes de funcionarios cuya autoridad está limitada a territorios menores.
La centralización ocurre en el sentido ascendente de la estructura: cada nivel centraliza una parte fundamental del control administrativo, del poder decisorio, de los recursos financieros y de la jurisdicción territorial con relación al nivel inmediatamente inferior. La descentralización acontece en el sentido descendente. Veamos dos ejemplos de esas tendencias opuestas de un mismo continuo.
El primero, es el par Asociación/Iglesia local. El control centralizado de las comunidades locales por la Asociación es posible porque esta tiene como prerrogativa exclusiva la administración del diezmo, la nominación de pastores y la propiedad de los predios. La descentralización acontece porque la realización de las actividades que buscan alcanzar los objetivos religiosos de la Asociación quedan a cargo de las comunidades locales.
El segundo, es el par Asociación General/División. La Asociación General es la máxima autoridad. Su jurisdicción territorial es global, y debe atender los intereses mundiales. Es el único nivel de administración que puede establecer normas generales para la I.A.S.D.. Pero la centralización pura y simple en la Asociación General en Washington, DC, no conseguiría superar los intereses regionales y que pueden constituir una amenaza a la unidad. Por otro lado, tendría dificultades para adaptar su programa mundial a las particularidades de cada región. A través de la División, la Asociación General centraliza la administración de las Uniones, al mismo tiempo que se descentraliza para adaptarse a las particularidades regionales. La descentralización no debilita la centralización, al contrario, la hace viable.
La organización adventista, así como su modelo, el Leviatán, no sería lo que es sin la burocracia. Los que gobiernan la I.A.S.D. dividen la autoridad en niveles jerárquicos de administración que controlan todo, inclusive las fuerzas responsables por la continuidad del poder.
Justificación de la Burocracia
¿Cómo la elite dominante de la I.A.S.D. enfrenta la monstruosidad del leviatán que creó, la gigantesca máquina burocrática de dominación? Voy a presentar un ejemplo apenas. Se trata de la interpretación alegórica de la visión de Ezequiel 1-3 y 10, presentada inicialmente por Elena G. de White y aprovechada más recientemente por Walter R. Beach, ex vicepresidente de la Asociación General.
Comparando la relojería del leviatán adventista con el vehículo celestial que transporta el trono de Dios, dice Elena G. de White (Testemunhos para Ministros e Obreiros Evangélicos, 1979, pág. 213):
"Para el profeta, una rueda dentro de otra, la apariencia de criaturas vivas con ellas relacionadas, parecía todo intrincado e inexplicable. Pero la mano de la sabiduría infinita es vista entre las ruedas, y el resultado de su operación es el perfecto orden. Cada rueda trabaja en perfecta armonía con todas las otras."Esa autora compara las “ruedas dentro de ruedas” con los niveles de administración de la I.A.S.D.. Los párrafos siguientes muestran que ella usa tal comparación para presentar un modelo del mundo divino, aparentemente complicado, que se opone a la administración autocrática: las decisiones deben ser tomadas en “comisiones de consejo” y los dirigentes deberían actuar como “consejeros”, no como “autoridades”. El autoritarismo es innecesario, pues la “mano” de Dios actúa para poner orden en la maquinaria administrativa, haciendo que sus partes operen en armonía unas con las otras. Lo que ella propone es imposible: que el mecanicismo del leviatán adventista no ejerza aquello para lo cual fue creado — el poder de dominación.
Walter R. Beach retoma esa interpretación alegórica de Elena G. de White para justificar la complejidad de la máquina administrativa de la I.A.S.D., y sugerir que Dios la comanda y la hace eficiente. Sus palabras son las siguientes:
"La mensajera del Señor [entiéndase Elena G. de White] sugiere que la visión que el profeta Ezequiel tuvo a las márgenes del río Quebar puede ser un estudio provechoso para ayudarnos a comprender la complejidad y eficiencia de la organización de la Iglesia Adventista del Séptimo Día."Es evidente la conexión que Walter R. Beach establece entre las “ruedas dentro de ruedas” de la visión de Ezequiel con los cinco niveles de administración de la I.A.S.D.. Delante de la complejidad de la organización adventista, su tesis es confiar en la “mano” de Dios que guía las ruedas y es responsable por la armonía que existe en ellas.
"Ezequiel vio muchas ruedas cruzándose una con las otras. Arriba, sobre estas ruedas, ‘había algo semejante a un trono’ (Eze. 1:26). Ezequiel 10 registra una escena semejante, introduciendo la forma de una mano humana que guía los seres celestes que impelen las ruedas (ver verso 8). Esta mano representa la mano del Omnipotente. El ‘trono’ y la ‘mano’ hicieron con que hubiese perfecta armonía donde había aparente confusión."
"La maquinaria de los eventos humanos y de la organización de la Iglesia requieren muchas facetas y aparentes complicaciones. Los problemas con los cuales los líderes de la Iglesia se deparan no son simples, excepto para los ignorantes y sin experiencia. A despecho de las complicaciones que surgen, la ‘mano’ que guía las ruedas puede ser vista y en ella podemos confiar." (“Rodas Dentro de Rodas”, en Revista Adventista, Septiembre de 1979, págs. 12-13).
Mi tesis es otra: muchos de los problemas con los cuales se deparan los dirigentes adventistas son provocados por la complejidad de la máquina administrativa, la exageración de niveles de administración y el ejercicio del poder burocratizado (la dominación o la dictadura de los funcionarios).
Pero Walter R. Beach presenta justamente lo que hace complicada la máquina administrativa adventista como algo que la hace menos complicada. He aquí sus palabras:
"El sistema de organización adventista del séptimo día se vuelve menos complicado y más comprensible cuando nos concienciamos de que la manera de actuar, el mismo grado de responsabilidad y cuadro de personal se repiten de manera casi exacta en los cinco niveles de la administración de la Iglesia."A seguir vamos a confrontar esa interpretación alegórica con la de Gerhard von Rad (Teologia do Antigo Testamento, São Paulo, ASTE, 1974, vol. 2, págs. 51-69 y 211-216), y que es el resultado de las más recientes investigaciones sobre el profetismo. En forma resumida, ¿cuál es el propósito de esa visión de Ezequiel?
Es el relato de cómo recibiera la vocación profética a las márgenes del río Quebar. Y de cómo, a partir de ese momento, pasó completamente para el lado de Dios.
En la visión, Ezequiel asiste a una manifestación tumultuosa de la “gloria de Dios”. Dios, rodeado por los seres celestes, lo inviste de una misión solemne, difícil y sin esperanza debido a la obstinación de los receptores del mensaje. En una especie de acto celeste oficial, Ezequiel, como “embajador”, recibe de las manos del “Rey”, sentado en el trono, un rollo en el cual es precisado el contenido de su misión.
Mediante la visión, Dios arma al profeta para enfrentar una oposición que supera sus fuerzas humanas. Hace el aspecto del profeta más duro que piedra.
El profeta, por vocación, huía “de las reglas religiosas que la mayoría tenía aún por válidas (y se sabe lo que esto significa para un hombre del Oriente antiguo) y que por esto se encontraba en la obligación de justificar, a sí mismo y a los otros, su situación nueva y sin precedentes. El profeta presenta un acontecimiento que lo revistió de una misión, de un saber y de una responsabilidad, y que lo despachó solitariamente delante de Dios. Esto obligó el profeta a probar la legitimidad de su posición excepcional ante la multitud”.
Los seres celestes y las ruedas sirven para transportar el trono de Dios a la tierra, en medio de una tempestad, para entregar la vocación profética a Ezequiel.
La revelación hecha al profeta no tenía por objetivo hacerle acceder al conocimiento de las realidades internas del mundo divino. Ella se concentra en el acontecimiento histórico, presente y futuro, perteneciente al círculo limitado de la vida de Israel. Por eso, al describir la “gloria de Dios”, Ezequiel se muestra completamente libre de cualquier preocupación especulativa sobre el mundo celeste. Su prudente descripción del mundo trascendente está repleta de figuras humanas que sirven al propósito divino.
Según el resumen anterior, la interpretación de Walter R. Beach es inverosímil. Creo que ningún exegeta serio daría ese sentido al texto que examinamos, porque las Escrituras, en general, y los profetas, en particular, no se ocupan de las “formas” de gobierno en sí mismas. Tratan sí de la bondad o justicia, o sus opuestos, de las estructuras sociales y políticas que prevalecían en la época.
La preocupación de los autores bíblicos es mostrar que Dios está presente en la História también para juzgar los acontecimientos sociales y políticos y reivindicar su soberanía. Tal juicio no tiene como referencia la “forma” en sí misma de como los pueblos estaban organizados, pero si son justas o no, de acuerdo con el concepto bíblico de justicia. Pero que la visión del profeta Ezequiel sugiere una estructura burocrática moderna de gobierno eclesiástico es inconcebible.
Lo único que se puede admitir, es que dicha visión ofrece una imagen ambientada en la forma monárquica de gobierno — Dios es presentado como un “rey”, sentado en su “trono” y siendo transportado por su “carro real” del mundo celeste. Pero esto no significa que Ezequiel recomiende la monarquía. Los adventistas no admiten la forma monárquica de gobierno eclesiástico.
La interpretación de la visión de Ezequiel como un modelo de organización presenta otras dificultades. No es evidente que el texto establezca primero un momento de “aparente confusión” en el movimiento de los querubines y de las ruedas, y, después, un otro momento de “perfecta armonía” establecida por la intervención de la “mano de Dios”. El texto se refiere únicamente a una acción armoniosa de los seres celestiales y de las ruedas (Eze. 1:12, 19-21). Parece extraño admitir que la “gloria de Dios” irrumpe primero de manera desorganizada e después se organiza. El relato tiene todas las características de una irrupción y no de un acontecimiento que comienza con confusión y termina en organización.
Walter R. Beach afirma que la “mano” de Eze. 10:8 “representa la mano del Omnipotente”, y que ella y el “trono” (de Dios) establecieron armonía donde había aparente confusión. Sin embargo, el texto se refiere a la mano de querubín y no a la mano de Dios. El texto distingue entre “mano de Dios” (Eze. 1:3; 3:14, 22 y otros) y la “mano de los querubines” (Eze. 1:8; 10:7, 8, 12, 21). O sea, Ezequiel es explícito cuando habla de una o de otra “mano”. La confusión entre las “manos” creada por Walter R. Beach se resuelve leyendo juntos los versículos 7 y 8 de Eze. 10: se refiere a la mano de los querubines. Y no dice que ellas eran usadas para poner orden en la confusión de las ruedas. (Tampoco dice que había confusión en las ruedas).
Y lo más importante de todo: los cuatro querubines y las cuatro ruedas son el medio de transporte celestial del trono de Dios. La confusión no estaba en las “ruedas”, pero en la mente del profeta. En un primer momento, él no comprendió lo que eran esas ruedas vivas y los seres celestiales que las comandaban. Sólo más tarde (Eze. 10:13, 20), él percibe que se trataba del “carro” real que transporta el trono de Dios. Así como el rey humano tiene su carro real, Dios tiene el suyo para transportar su trono. La diferencia entre ambos carros es que el de Dios tiene ruedas vivas y es “tirado” no por caballos, sino por querubines y viaja en medio de una “tempestad”.
La pregunta pertinente es: ¿qué relación tiene la imagen de un medio de transporte del mundo celestial con la organización eclesiástica?
¡Ninguna! La Elena G. de White y de Beach son una interpretación forzada, inadecuada e incoherente, la cual es posible valiéndose del método exegético de Orígenes de Alejandría, cuyo principio fundamental es este: el texto dice una cosa, pero su significado es otro. Usando el método alegórico de interpretación podemos hacer con que las Escrituras digan lo que queremos que ellas digan.
La Organización como Objeto de Fe
Una característica notable de la I.A.S.D. es valorar al extremo su organización y defenderla como un dogma. (El juicio crítico, en ese sentido, es considerado como “rebeldía” o “apostasía”.) Un ejemplo de esto, se encuentra en el artículo 9 del “voto bautismal” (Manual da I.A.S.D., pág. 55), una fórmula doctrinaria breve, mediante la cual son indagados los candidatos al bautismo y los que son recibidos por profesión de fe. Ese artículo pregunta: “¿Cree en la organización da Iglesia...?”
Esa fórmula doctrinaria fue elaborada de acuerdo con la fórmula tradicional de antiguos credos cristianos —por ejemplo el Símbolo Niceno— que comienzan con la palabra “creo” (credo en latín). El artículo 9 corresponde a decir “Creo en la organización de la Iglesia”. La palabra “organización” es mencionada explícitamente. Lo que contrasta con los credos tradicionales que dicen: “Creo en la comunión de los santos”.
Es evidente que la fórmula adventista substituye “comunión” por “organización”. Puede ser considerada una manera indirecta de decir: “Creo en la estructura burocrática e representativa de la Iglesia”. ¡Significa que la organización burocrática y representativa fue colocada como artículo de fe! Este tipo de cosas son insoportables para los teólogos serios.
No vamos a discutir aquí esa cuestión, pero presentar un resumen del comentario de Karl Barth (Bosquejo de Dogmática, págs. 223 a 235) sobre el Símbolo Niceno, el cual sirvió de modelo para la I.A.S.D. elaborar su “voto bautismal”. Dicho comentario no fue superado, y ofrece conceptos que pueden ser el punto de partida para una discusión seria.
Para Barth, la Iglesia es fundamentalmente Gemeide (= comunidad, en el sentido de “congregación” convocada por el llamado del Espíritu Santo, para participar de la Palabra y del Sacramento de Cristo). Es una reunión de seres humanos que pertenecen a Cristo, realizada por el Espíritu Santo. Ocurre en obediencia a un designio superior y no por un acuerdo celebrado entre sus componentes. Es en esto que las comunidades cristianas son diferentes de las comunidades naturales o históricas.
Credo ecclesiam significa “creo en la existencia de la Iglesia”, esto es, que la congregación a la cual pertenezco es una santa Iglesia universal, porque en la Iglesia los individuos y las congregaciones están unidos unos a otros en Jesucristo, por el Espíritu Santo, y no por una organización.
De ese modo, credo ecclesiam no significa la divinización de ninguna criatura, porque no se hace de la Iglesia el objeto de la fe; no se cree en la Iglesia, y sí que en esa congregación se realiza la obra del Espíritu Santo. Dentro de esta línea correcta de pensamiento, no se puede aceptar que la organización de la Iglesia se transforme en objeto de fe, y se diga “Creo en la organización da Iglesia”, que, en el fondo, significa decir “Creo en el leviatán adventista, creado para gobernar a la Iglesia”...
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